La defensa personal femenina está basada en la esencia de artes marciales más complejas, así utiliza la sencillez y los movimientos naturales de nuestra vida cotidiana para hacerlos más efectivos ante una agresión. Siempre teniendo en cuenta nuestra mejor arma: el factor sorpresa, que unido a su impacto psicológico y a una ejecución sencilla y dolorosa; por la presión o golpes sobre los puntos vitales, hacen posible que el débil o presa cambie de plano y empiece a controlar la situación y tener más posibilidades de salir airoso ante un ataque.